HOMENAJE AL ASTRONOMO CAMILLE FLAMMARION POR CHARLES RICHET

CAMILLE FLAMMARION
Acabamos de sufrir una pérdida cruel. He aquí que desaparece, en plena potencia intelectual a pesar de su gran edad, nuestro heroico amigo Camille Flammarion. Hubo un gran científico. Hubo un noble poeta. Hubo un ardiente amigo de la humanidad y la paz. Fue también uno del fieles de nuestra santa causa, y, como tenía el culto de la verdad, los problemas que nos ocupan aquí han animado sus últimos años. Casi niño aún, se apasionó por la astronomía. Entonces entró al Observatorio. Pero el Vidriero, el famoso director de este gran establecimiento, so'lo admitía el entusiasmo de los observadores para las cifras.
Al entrar al Observatorio, Camille Flammarion había creído que iba a poder estudiar los astros, admirar el cielo estrellado, el más bonito espectáculo que los hombres pudieran comtemplar. En vez de eso, so'lo tuvo cálculos que hacer, de modo que al cabo de tres años, desengañado, dejó el Observatorio. La astronomía con todo lo atraía siempre, y se solucionaba a seguir siendo astrónomo. Pero tenía demasiada independencia en el espíritu para no seguir una vía personal, ya que fue una de las características de este gran espíritu que de ser, a partir de su más joven edad, enamorado de las nuevas cosas e incluso de las aventuras. En una fecha en la que la aviación no existía aún, se interesó activamente por la aeronáutica, e hizo, en a aerostatos más distintos, numerosos viajes algunos de los cuales siguieron siendo famosos.
 No era un deporte banal; se hizo a aeronauta para estudiar los problemas meteorológicos múltiples que no pueden solucionarse sino por la exploración de la atmósfera. Sus descubrimientos en astronomía se suceden rápidamente. Se funda la sociedad astronómica, y gracias a un generoso donante, puede instituir este bonito Observatorio de Juvisy cuyo partido sacó así enérgicamente para la ciencia. Habría podido descansarse. Con su observatorio de Juvisy casi había llegado al apogeo de sus deseos.
 Pero hombres como él no se descansan. Todo lo que ellos sale bien se convierte en un estimulante para nuevo esfuerzo y nuevos trabajos. Se dio tres tareas a las cuales todo se suministró. La vulgarización de la astronomía, la paz entre los hombres, y los problemas del métapsychique. Ayudado por su generosa compañera, Sylvie Flammarion, cerca de quien encuentra siempre admiración y consuelo, él publica sin cansarse sobre la astronomía de los libros excelentes. Sabe hacer la astronomía popular. Sus libros, donde tanto poesía se une a tanto ciencia, son leídos por grandes todos pequeños, y. Encuentra a un público entusiasta que termina por comprender algo al universo. No se podría exagerar el favor del nombre de Flammarion, favor universal que sigue aún.
Fue realmente el apóstol de la astronomía, mezclando con destreza la poesía de los cielos estrellados al rigor de las observaciones positivas. Su libro "Sueños estrellados", se extrajo a 142.000 ejemplares. La pluralidad de los mundos, a 45.000. habría podido suponer que tanto gente en Francia se interesaba por la astronomía. Fue necesario para este milagro su estilo claro y elocuente. Es a Flammarion, y a Flammarion solo, que se debe el renombre de la astronomía en Francia. Flammarion se apasionaba también uno a amigo de la paz. Su mujer, Sylvie Flammarion, presidía, con una suavidad y una energía rara, a las sociedades femeninas para la paz. En cuanto a Camille, que Sylvie llamaba a de buen grado Flam, faltaba nunca la ocasión de indicar el contraste doloroso entre las armonías celestiales del mundo inmenso y las luchas ineptas, salvajes, crueles, a las cuales los hombres, muy salvajes aún, se suministran sobre su débil planeta. ¡Qué espectáculo abominable y penosamente grotesco, que nuestras guerras monstruosas! Qué menosprecio debemos todos tener para la humanidad viendo nuestra miserable pequeñez que se rasga por las batallas en vez de crecerse por la contemplación de los mundos. Pero lo que nos interesa aquí sobre todo, es la brillante carrera menos del científico y el escritor, que su entusiasmo para las ciencias métapsychiques. Con su espíritu generoso, codicioso de novedades, apasionado por la verdad, se lanzó con determinación la batalla.
Publicó libras notables llenadas de hechos. Los menciono aquí, aunque todos nuestros lectores los conocen seguramente: Las fuerzas naturales desconocidas, 2 Vol.; El Desconocido y los problemas psíquicos, 3 Vol.; Las Casas atormentadas, 1 vol.; La Muerte y su Misterio, 3 vuelo. Los hechos citados son innumerables. Si hay algo que acusar a estas bonitas obras, es que a veces el entusiasmo del autor le hace abandonar un tanto la severidad necesaria de la crítica. ¡Pero qué espléndido calor! ¡qué celo juvenil en del septuagénaire! ¡Y sobre todo qué comprensión de la relatividad de nuestros conocimientos científicos! ¡El desconocido de ayer, decía a Flammarion, es la verdad de mañana! Me atreveré a añadir: "absurdidad de hoy es la verdad de mañana." "Una fiel amistad, mezclada de veneración, me ligaba a este gran Flammarion, que se aprendía a gustar y a admirar sobre todo teniendo en cuenta que se lo conocía aún más." Sobre el último libro que me enviaba hace algunos meses con una afectuosa dedicatoria, escribía: Homenaje de un estudiante perpetuo. ¡Sí! Era bien allí el carácter de este hombre incomparable.
Al mismo tiempo, es un programa de vida y un ejemplo para nosotros todos. En presencia el asustando misterios que los rodean con todas las partes - ya que realmente aún no comprendimos nada al inmenso Kosmos - nosotros deben en toda humildad seguir siendo estudiantes, pretender conocer en primer lugar, y, más tarde, si puede ser incluir.
 Charles Richet
(Publicado en el Estudio Métapsychique N°3 mayo-junio de 1925)


25/04/2007
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